Es necesario, para afrontar los retos del día a día, mantener una cierta ilusión de control. Por ejemplo: sería una fuente de ansiedad terrible conducir un vehículo si fuésemos conscientes de la cantidad de averías mecánicas y de fallos humanos que pueden surgir mientras circulamos y tener como consecuencia un accidente fatal.
En el ejemplo anterior se ve como la necesidad de mantener una imagen potente de uno mismo está por encima del deber de proteger la vida propia ya que, si no fuera de esta manera, sería casi imposible realizar muchas de las tareas que realizamos en nuestro día a día de una forma casi automática.
Es decir, no importa lo absurda o dañina que una conducta pueda parecer a ojos de los demás si a quien la realice le sirve para mantener una imagen grandiosa de sí mismo. Todos nuestros argumentos en pro de que la abandone caerán en saco roto y despertaran las más duras resistencias por su parte.
El ejemplo más claro de esto lo vemos en los rituales del obsesivo. ¿Recuerdan la película “Mejor imposible” en la que Jack Nicholson da vida a un escritor que tiene que lavarse compulsivamente las manos, no puede usar los cubiertos de los restaurantes y da siempre unas respuestas muy inapropiadas a todo aquel que osa dirigirle la palabra? Uno se preguntaría: “¿Pero, por qué hace eso, no sirve para nada, lo único que consigue es que la gente se distancie de él?”
Pues bien, esos rituales, esas respuestas tan maleducadas a veces, son la solución sintomática en su intento por mantener una cierta ilusión de control, una cierta integración de la imagen de sí que le permite, no sin pagar un alto precio por ello, mantener un cierto control sobre sus angustias y, con limitaciones, poder seguir viviendo.
Les pido que hagan el esfuerzo para ver de esta forma el síntoma de sus hijos.
Sus conductas anoréxicas o bulímicas son el pago que están viéndose obligados a hacer en el intento de construir y mantener una imagen unificada de sí mismos que les permita seguir viviendo. Sé que el precio que están pagando por ello es demasiado alto, pero esos síntomas no han de ser confundidos con el problema, ya que pese a que resulte anti-intuitivo estas alteraciones en su comportamiento son la forma que han encontrado para mantener un equilibrio entre las demandas de la realidad, sus ideales y sus deseos.
Ante este tipo de síntomas es pertinente un abordaje interdisciplinar, se hace imprescindible la atención de un médico especializado que vele por la integridad física del sujeto, así como la intervención de un psicoterapeuta especializado que vele por el abordaje de las dificultades que el sujeto está teniendo a la hora de mantener una cierta integridad narcisista.
La tarea fundamental como padres es, una vez establecido el tratamiento pertinente, no dejar que dicho problema se adueñe de nuestra relación con nuestro hijo.
Como padres tendremos que velar por que nuestro hijo mantenga la relación con los profesionales, tanto médico como psicoterapeuta, encargados del problema, pero por encima de todo no dejar que nuestra relación con nuestro hijo o hija se reduzca al intento de controlar sus alteraciones del comportamiento.
Nuestro papel como padres es no dejarnos vencer por nuestro malestar y la ansiedad. Para poder actuar al modo de una lanzadera espacial, en la que nuestro hijo encuentre el soporte y el combustible emocional necesario para poder emprender su viaje al espacio exterior.
Tenemos que sostener nuestra relación con él sobre aquellas facetas de su personalidad que estén menos afectadas por el trastorno del comportamiento alimentario, ya que serán éstas las que al ser fortalecidas le permitirán tener otras fuentes de expresión y de soporte de sus necesidades narcisistas, las que, junto al poyo de los profesionales, le permitirán ir poco a poco no necesitar tanto de las conductas sintomáticas.
Por otro lado, si centramos todos nuestros esfuerzos en controlar las conductas anoréxicas o bulímicas de nuestros hijos, no estaremos dando espacio a que aparezcan otras opciones, el nudo se apretará cada vez más, la lucha requerirá más tiempo y esfuerzo y las posibilidades de que nuestro hijo encuentre otras alternativas de expresión que le permitan no necesitar tanto de la conducta sintomática se reducirán. Al mismo tiempo, la tensión constante afectará gravemente tanto la imagen que nuestro hijo tiene de sí mismo, como la imagen que tiene de nosotros y de nuestra relación con él. Lo que hará que nuestra tarea fundamental como padres, que antes comparábamos con una lanzadera espacial, se dificultará en gran medida.
Como padres tenemos que ser capaces de no sucumbir bajo la angustia y la impaciencia, ser capaces de procesar nuestras propias emociones para, así, además de dar un ejemplo de cómo se realiza esta complicada función, nuestro hijo pueda encontrar en nuestra relación un lugar seguro, fuente de confianza y calma, donde sus ansiedades, miedos y exigencias no se disparen al confundirse con las nuestras.
Sé que como padres nuestra reacción es intentar solucionar el problema que amenaza la integridad de nuestro hijo y que es muy difícil aceptar que hay problemas que no podemos solucionar por él pero debemos, una vez puestas las condiciones de tratamiento profesionalizado antes señaladas, crear las condiciones y tener la calma y la confianza en que él lo resolverá. Por grave que sea el trastorno del comportamiento alimenticio de nuestro hijo, no podemos dejar de verle con la misma ilusión que el primer día, no podemos dejar que nuestro hijo desaparezca ante nuestros ojos bajo sus problemas.
Por lo tanto, si nos centramos en controlar nuestros miedos, nuestras ansiedades, exigencias y penas y somos capaces de seguir mirándole con la misma ilusión y alegría que el día que apareció en nuestras vidas, si somos capaces de relacionarnos con la parte de nuestros hijos que aparece menos dañada y somos capaces de fomentar y disfrutar con él del margen de libertad que le deja la enfermedad, no sólo estaremos creando las condiciones que le permitan solucionar este problema, sino que estaremos siendo un ejemplo de cómo afrontar el sufrimiento y los problemas en esta vida.
Comentarios recientes